La problemática que se mantiene entre PDVSA y las contratistas no sólo afecta a estas últimas, sino que se ha desencadenado una serie de consecuencias negativas en todo el contexto que las rodea. A esto se le suma el desorden en las diferentes gerencias de la petrolera y la ausencia de un departamento que pueda emitir una respuesta concreta.
Trabajos ya iniciados y dejados a la intemperie, dificultades para idear nuevos proyectos, deudas con los trabajadores, reducción de personal y malas relaciones con los proveedores y entidades bancarias, son algunas de las consecuencias por las cuales atraviesan muchas empresas y cooperativas zulianas.
Rafael Borjas, coordinador de la cooperativa DEMBRAL, ubicada en el Municipio Cabimas, explica que su empresa no tiene capital suficiente para seguir funcionando, no puede pagarle a sus empleados y la visión laboral no es la misma.
“Los proveedores ya no nos suministran materiales y los bancos no nos otorgan créditos. Debido a que no tenemos suficiente liquidez, no podemos asegurar nuestros equipos y los proyectos están completamente paralizados. La planificación laboral mensual y semestral ya no se cumple”, dice Borjas.
Raymar González, administradora de VENBARALT, expresa que las entidades bancarias les dan plazo hasta el mes de agosto para cancelar los créditos que le fueron otorgados a la compañía, de lo contrario, se empezará a tomar posesión de los equipos y automóviles adquiridos.
“Nosotros pagábamos a tiempo pero desde que se presenta esta problemática no hemos estado en la capacidad”, comenta González, quien además recalca que han tenido que devolver maquinarias y diversas clases de equipos a los proveedores.
“Es importante tener en cuenta que las empresas no despiden al personal porque así lo desean sino porque no pueden costear la misma cantidad de empleados que solían tener. No es justo que las empresas deban reducir personal porque PDVSA no haya suministrado los recursos necesarios”, publica el diario El Nacional.
“Si las cosas siguen así, PDVSA se quedará sin contratistas que le presten sus servicios y esto no nos afectara sólo a nosotros como empresa sino a todo el país y al sector petrolero” expresa Raimundo Gómez, coordinador de VENBARALT. Gómez sostiene que están cansados de no ser retribuidos justamente y por lo que realmente les corresponde.
Es evidente que PDVSA ha desmejorado su capacidad de atención y comunicación con las contratistas, como lo demuestra las penurias que ha tenido que sobrellevar la empresa Servicios Jiménez Gómez, a la cual no se le paga desde hace casi 2 años.
El empresario, de igual manera, se ve obligado a reducir los costos de producción, operación y administración de personal, debido a la presión constante que genera el entorno socioeconómico del país. En muchos casos no queda otra salida que cerrar las puertas de la organización, con lo que se pierden años de trabajo y esfuerzo tanto, tanto del personal obrero como administrativo.
Las condiciones desfavorables y, si se quiere, hasta precarias, en que se desenvuelven cada una de las contratistas que operan para PDVSA, refleja el desequilibrio económico en que se mantiene el país.
Por otra parte la ciudadanía afectada se encuentra a la expectativa de las medidas que tomara el gobierno con respecto a su caso, pues esta situación a futuro podría significar el problema a gran escala, mas allá de los trabajadores.
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